viernes, 24 de julio de 2009

De viaje


Entre los griegos clásicos, el viaje más importante que se podía hacer en vida era hacia la propia muerte. La encaraban sin reparos.
Tenían el valor de descubrir lo que hay más allá del espejo, lo que había al comienzo de los tiempos místicos y al principio del mundo. En definitiva, lo que alojamos en el fondo del abismo interior.
Los griegos adultos de la época de Homero buscaban su visión transformadora, epopteía, en las maravillas y terrores ocultos a los ojos de la censurada vida cotidiana y consciente.
Durante los misterios Eleusinos, Délficos, Samotracios y otros menos conocidos hoy, los neófictos viajaban al encuentro de los monstruos y fantasís que Homero describía en la Odisea, poniendo fuera de ellos lo que, en realidad, acontece dentro.
Uno de los grandes cambios del mundo actual consiste en haber descubierto que tales monstruos están dentro de nosotros, no fuera.
Este viaje es el único camino para construir un hombe nuevo, libre de las ataduras de la vida rutinaria y empobrecida

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