jueves, 3 de septiembre de 2009

A veces, sin quererlo, llegamos al fin. Se acaban los sentimientos, simplemente dejamos que se nos escapen por entre los dedos, sin hacer nada por retenerlos. Los vemos pasar por nuestro lado como si pertenecieran a otra persona y levantamos la mano para decir adios, sin traumas, sin recelo, sólo dejando que pase el momento, que pase el instante último para no sufrir. Y apartamos los recuerdos o los dejamos ocultos en el quehacer el día a día, quizás... en algún segundo más tarde añoremos algo de antes, pero hmos de reocnocer que pasó que los trnes de la vida sólo pasan una vez y que este ya pasó...

Te recordaré sinembargo lo dejaré pasar, lo anotaré en el libro de los reduerdos dulces junto a las tabletas de chocolate y las tartas de nata con sirope.

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